Espero que tod@s disfrutéis con mis relatos, que os emocionéis y que realmente viváis lo mismo que los personajes, llevándoos a un mundo diferente. Deseo que cuanta más gente lea mi blog mucho mejor, tal vez así pueda llegar a publicar alguno de mis relatos algún día.

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lunes, 11 de noviembre de 2013

Minirrelato. Trío apasionado (+18)

Nunca hubiera dicho que sería capaz de hacer algo así. Pero ahí me encontraba, con una ligera embriaguez a causa de los tres Vodkas con naranja y con mi mejor amigo Daniel y su novia Noa. Estábamos bailando en casa de Daniel muy pegados los tres.

Al principio todo eran risas y bailes locos. Poco después y sin que me diera cuenta, le di un beso en la boca a Noa, y todo por una broma. Antes de ni tan siquiera pensar en lo que estaba haciendo, los tres entramos en la habitación cada vez más ligeros de ropa.


Los besos y caricias se repartían entre los tres y cada vez eran más seguidos y apasionados mientras nuestras ropas desaparecieron entremezclándose por el suelo. Yo nunca había estado con una mujer, y ni mucho menos había hecho un trío. Pero el alcohol de mi cuerpo me hizo seguir mi intuición y empecé a besarla y acariciarla como hacía con Daniel. Ellos hacían lo mismo conmigo y yo sentía esas caricias de forma muy intensa, como si corrientes de alto voltaje me recorrieran de pies a cabeza.

Sin saber ni cómo lo estábamos haciendo, nos dábamos cariño y placer mutuo, muy probablemente fruto del alcohol que nos habíamos bebido los tres. Pero no me importaba, en aquel momento me estaba dejando llevar como nunca antes lo había hecho, y lo mejor de todo era que estaba disfrutando, que estaba muy excitada y que me sentía muy bien conmigo misma.
Era extraño besar a una chica y tocar su cuerpo, pero a la vez era suave, placentero, las sensaciones que notaba a través de mi cuerpo eran diferentes a las que sentía cuando me tocaba Daniel. Noa se colocó a cuatro patas en la cama encima de mi, bajó su boca hasta mi intimidad mientras su novio se introdujo en ella para llevarla al límite. Yo estaba sintiendo cada roce de la lengua en mi zona más escondida y mi cuerpo se movia al compás pidiendo más y más placer, mientras notaba cómo se movía a causa de las embestidas de Daniel. 
Pasados unos minutos, él salió de ella, se acercó a mí que estaba todavía tumbada boca arriba en la cama y entró en mi, mientras Noa acercó su intimidad a mi cara para que le diera placer. Ella me acariciaba mientras los senos con mucha dulzura pero con firmeza, con lo que me excitaba más todavía. Sentír a Daniel dentro de mi mientras tenía mi lengua en la intimidad de Noa fue extrañamente placentero, y yo sentía que un fuego me quemaba por dentro haciendo que mi cuerpo reaccionase ante cada movimiento.
Poco después, Daniel salió de mi aceleradamente y tumbó a Noa a mi lado. Ambas empezamos a acariciar su cuerpo y su órgano masculino hasta que empezó a gemir con más intensidad. Y antes de que nos diéramos cuenta explotó de placer encima de nuestros cuerpos desnudos.
Se tumbó abrazándonos a las dos mientras nuestras respiraciones agitadas se calmaban poco a poco.
Yo les observé y fue entonces cuando la vergüenza acudió a mí por lo ocurrido en esa cama. Me sonrojé como nunca y me puse nerviosa. Me incorporé rápidamente, lo que les extrañó a ambos.

-¿Qué ocurre? ¿Te encuentras bien? -preguntó Noa acercándose a mi.

-No, no estoy bien. Estoy loca, no sé cómo he podido hacer esto. Yo... yo...

-Todo está bien, a mí me encantó, no quiero que te vayas, me gustas mucho -contestó ella besándome cariñosamente.

-Es cierto, a mí también me encantó -añadió Daniel rozando mi piel desnuda.

-Pero... vosotros sois novios -dije muy confusa y nerviosa.

-Somos una pareja sólida, que nos gusta experimentar. Ya hemos hecho un par de tríos, pero..... no nos gustaron nada. Además las chicas con las que los hicimos sólo querían una noche, y nosotros esperábamos encontrar a alguien que quisiera repetir de vez en cuando -explicó Noa mirándome a los ojos.

-Nos encantó hacerlo contigo, eres perfecta, físicamente y en el tema sexual -añadió su novio con una sonrisa mientras rozó mi intimidad con su mano. 

-Pero no sé si quiero repetir más veces. Igual el día que queréis yo no me atrevo a hacerlo de nuevo -me sentía extraña por todo aquello.

-Si no quieres repetir más lo entedemos. Si quieres repetir estaremos encantados, pero si ese día surge algo o no te decides, no pasaría nada. Y si un día eres tú la que tienes ganas, basta con que lo digas -explicó Noa.

No sabía lo que responder, estaba completamente superada por la situación, porque nunca hubiera dicho que haría algo así, y mucho menos que estaría planteándome repetir en algún otro momento. Entonces Noa me hizo cerrar los ojos y segundos después, sentí las manos de Daniel y las suyas acariciando mi cuerpo mientras escuchaba su voz en un susurro que decía "solo déjate llevar por lo que te hacemos sentir".
Así hice, permanecí con los ojos cerrados mientras con sus manos me acariciaban con delicadeza. Me tumbaron en la cama y ambos se esforzaron por darme placer en cada parte de mi cuerpo. Por todas partes notaba sus manos, sus cuerpos desnudos y mi cuerpo reaccionaba calentándose, excitándose. Intenté corresponderles con placer como habíamos hecho antes, pero me apartaron las manos a la vez que escuché a Daniel decirme al oído "ahora te haremos disfrutar tan solo a ti, para que veas que nos gustas de verdad". Tras esas palabras me rendí por completo al placer.
Incluso me sorprendí a mi misma cuando de mi boca salieron cuatro palabras que ni pensé "atadme a la cama".
Dicho y hecho. Me ataron las manos y el placer se incrementó asombrosamente. Ambos me recorrían por todas partes, con sus manos, con sus lenguas y con todo su cuerpo, haciendo que me sintiera como nunca. Mi cuerpo reaccionó cuando Daniel se introdujo en mi, y perdí el control, busqué con mi lengua la intimidad de Noa y empecé a moverla con rapidez, escuchar sus gemidos me provocaba una excitación mayor. Y antes de que me diera cuenta estallé como jamás lo había hecho.
Ellos sonrieron y se tumbaron a mi lado sin desatarme, no pararon de acariciar con delicadeza mi cuerpo mientras me susurraban lo mucho que les había gustado, y yo no podía negar todas las sensaciones que había experimentado junto a ellos. Era cierto, me había sentido excitada, libre, querida.... nunca había experimentado eso en el terreno sexual y me hizo sonreírles mientras un rubor se instauraba en mis mejillas.

Los tres nos quedamos tumbados en la cama disfrutando de esos momentos tan placenteros que a partir de esa noche se repitieron en varias ocasiones de mutuo acuerdo, ya que en la cama nos entendíamos muy bien y nos complementábamos. No era amor, pues era pasión, lujuria y placer, pero como lo habíamos hablado y estábamos de acuerdo, no tuvimos problema alguno.

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